1. Define los resultados deseados para facilitar la sesión.
Antes de un curso toma tiempo para trabajar y establecer resultados claros. Convierte los resultados en un punto de referencia en todo momento y brinda un enfoque hacia el resultado deseado.
2. Reconoce la dinámica de grupo y los estilos de comportamiento.
Su eficacia guía al grupo en la discusión, para mantener las diferentes personalidades, con altos niveles de participación y estilos de comportamiento. Recurre a utilizar perfiles de comportamiento para identificar los estilos, de antemano buscando asegurarse que todos sean escuchados e incluidos en la discusión.
3. Obtiene credibilidad con su forma de llamar la atención y confianza.
A través de la transmisión de una presencia útil y segura, identifica las mejores prácticas para ganar y mantener la credibilidad como facilitador, incluida la preparación previa de una agenda sólida y una comprensión de los resultados deseados. Presta atención a la postura y el tono de voz, además piensa en los participantes como pares.
4. Sabe hacer preguntas que lleven a reflexionar.
Las grandes preguntas hacen avanzar y descubrir el verdadero problema que debe resolverse, no hacer suposiciones o dar un punto de vista; las preguntas sirven de catalizador para facilitar diálogo y lograr resultados.
5. Aplica herramientas y distintos métodos de generación de ideas y toma de decisiones.
Su habilidad ayuda al grupo a pensar en nuevas ideas para tomar curso de acción correcto fundamental para la facilitación, su clave es llevar la herramienta adecuada a la mesa para apoyar al grupo a mantener el camino correcto, evaluar opciones competitivas y priorizar los próximos pasos.
6. Usa estrategias del diálogo conflictivo o difícil.
Dentro de cualquier grupo puede surgir cualquier clase de conflicto, y el facilitador proporciona el tiempo y espacio para discutir el problema para dar la estructura adecuada en abordar y resolver el conflicto del grupo.
Fuente: TD